martes, 13 de julio de 2010

ABRAHÁN.

I. Mt comienza con Abrahán la genealogía de Jesús (1,1), según su teología de que la humanidad entera ha de formar el Israel mesiánico, en cumplimiento de la promesa de Dios (Gn 17,4s; 18,18; 21,17s). Una genealogía parecida, en Gál 3,6-9,14-18.29.

Para Juan Bautista, todo hombre puede ser hijo de Abrahán (Mt 3,9; Lc 3,8). Los patriarcas, presentes en el reino futuro (Mt 8,11; Lc 13,28). Abrahán, Isaac y Jacob, que viven, prueba de la resurrección presente (Mc 12,26 par.).

II. El Jn, el nombre Abrahán aparece solamente en la controversia de 8,33-58. Ser descendiente de Abrahán no asegura la condición de hombre libre, pues Abrahán tuvo un hijo esclavo (8,33s), ni, por tanto, el derecho a la promesa. Ser hijo de Abrahán significa proceder como él (8,37-40).

Los dirigentes afirman repetidamente que Abrahán ha muerto; con esta frase indica Jn que la absolutización de la Ley los ha llevado a olvidar la promesa, anterior a la Ley, que imprimía el dinamismo a todo el AT. Jesús alude a las promesas del descendiente (= el Mesías), que causó la alegría de Abrahán (8,56). En cuanto al Mesías, es anterior a Abrahán en el designio divino (8,58).

III. Abrahán, modelo de fe (Rom 4,1-16; Heb 11,8). La superioridad del sacerdocio de Jesús, probada por la fe de Melquisedec sobre Abrahán (Heb 7,1-9).

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