viernes, 16 de julio de 2010

AGUA.

I. El agua caracteriza el bautismo de Juan, por oposición al del Mesías, que bautiza con Espíritu Santo (Mc 1,8; Mt 3,11; Lc 3,16; Hch 1,5; 11,16; Jn 1,26.31.33). Alusión figurada al bautismo de Juan en Mc 14,13; Lc 22,10.

II. Tema del agua en Jn.

a) Aparece en la boda de Caná (2,1-11). Las tinajas de piedra, figura de la Ley (tablas de piedra), destinadas a contener agua para la purificación, están vacías (cf. 2,7): la antigua Ley no puede purificar.

Jesús hace llenar las tinajas de agua, indicando su voluntad de purificar (restablecer la relación con Dios); al convertir en vino solamente la muestra de agua que ofrecen al maestresala (2,9), quiere mostrar que su purificación es independiente de la Ley; su purificación no se dará desde fuera (agua que lava), sino desde el interior del hombre (vino que se bebe, el Espíritu).

b) El agua-Espíritu. Asumiendo el lenguaje de los profetas (cf. Is 32,15-18; Jl 3,1-2; Zac 12,10). Jn hace del agua el gran símbolo el Espíritu. La infusión de vida por el agua-Espíritu se compara a un nuevo nacimiento, que permite entrar en el reino de Dios (3,5); es principio de vida definitiva, en oposición a la "carne", que produce sólo una vida transitoria (3,6).

El agua-Espíritu sustituye a la Ley (2,6ss), como el manantial de Jesús (4,6.14) alpozo de Jacob, figura de la Ley (4,12). Agua viva que apaga la sed del hombre; factor personalizante, por convertirse en manantial interior que fecunda su ser (4,14).

En 7,37-39 el agua se identifica explícitamente con el Espíritu, que brota de Jesús nuevo santuario, traspasado en la cruz (19,34), momento de la manifestación de su gloria (7,39).

c) El agua del servicio. En la Cena, Jesús lava los pies de sus discípulos con agua que él mismo vierte del barreño (13,5). Pedro interpreta el lavado como una purificación ritual (13,9), pero Jesús corrige la idea (13,10). La acción de Jesús expresa su amor hasta el extremo (13,1.4) y la deja como ejemplo a los suyos (13,15). El lavado de los pies escenifica el mandamiento de Jesús (13,34s).

d) El agua de la piscina junto a la Puerta de las Ovejas representa la vana esperanza de curación (5,7); la agitación del agua figura las revueltas populares contra la institución, condenadas al fracaso.

El nombre Siloé (el Enviado), aplicado a la segunda piscina (9,7), alude a Is 8,6: "el agua de Siloé, que corre mansa"; se opone así a la de 5,7. El agua de la piscina del Enviado (Jesús) se identifica con el Espíritu.

III. En el Apocalipsis, "el agua de la vida" (21,6; 22,1.17) es también símbolo del Espíritu.

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